Montaje y exposición final del proyecto CONTROL en PHotoEspaña, en la convocatoria HACER, coordinada por Nicolás Combarro y Maíra Villela. En Sala El Águila, Madrid. 24.06.2016 – 03.07.2016

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Este trabajo está inspirado en los cantos de esclavos de EEUU, que en medio de una opresión extrema como es la esclavitud, componían con sus voces una vía de escape y organización colectiva siguiendo el ritmo de su trabajo. Podemos preguntarnos si la fotografía es una forma de esclavitud. Estamos sometidos a una enorme carga de modelos visuales, cada imagen posee una estructura compositiva, pero también un contenido y funcionalidad estructurales. Los modelos visuales responden a diferentes orígenes e intereses, pero al ser producidos por el ser humano, no son indiferentes a cualquier condicionante social. Cualquier herramienta producida dentro de un sistema encaja mejor cuanto mejor es su adaptación a la estructura previa de dicho sistema.

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El poder estructural se genera y perpetúa con herramientas creadas por nuestro  desarro-llo social como son la arquitectura, los afectos controlados, la diferenciación por géneros, las nuevas tecnologías y también con la fotografía o el uso de la imagen. Cuando fotografiamos ejercemos un poder enorme, potenciado aún más por un entorno de permantente circulación visual, donde la copia del original suplanta toda realidad, donde todo espectáculo, ficción, representación es prácticamente la única relación con el mundo en que vivimos. De hecho, nuestra percepción es una construcción constante, nuestra mente elabora una ficción comprensible para nuestra propia consciencia en base a los impulsos recibidos desde el exterior. A este hecho hay que añadir que somos seres prácticamente visuales, nuestra relación con el mundo sucede en un 80% mediante la vista. La imagen construye nuestra existencia.

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¿Es posible fotografiar sin ejercer un poder opresor, sin reflejar los modelos visuales que hemos adquirido dentro de este sistema? En el trabajo aquí expuesto se opta por la salida aparentemente más sencilla pero menos popular, un camino hacia la abstracción, hacia el vacío de poder de la imagen, a la entrega de las armas y la renuncia a la violencia opresora, no sin antes explicar visualmente cómo ha sido ese recorrido, mediante ejemplos en forma de imágenes documentales y secuencias suficientemente explícitas como para revivir las sensaciones de caza, poder y opresión que reproduce el uso generalizado de la imagen en nuestras vidas.

También se lanzan algunas preguntas, como un título oculto tras un mensaje encriptado solo legible por máquinas. Google ya es capaz de leer completamente millones de imágenes por segundo y dar respuesta a búsquedas mediante formas y colores pero también por contenidos de imágenes introducidas. Si pese a vivir en un entorno de saturación visual, necesitamos imágenes literales y explícitas para poder comprenderlas, pero reproducimos modelos de opresión mediante su uso sin siquiera conocer cómo sucede ¿Es la imagen un tipo de inteligencia artificial que ha superado al ser humano? Y si es así ¿El imaginario es una dictadura? Regis Debray propone que vivimos en un régimen visual. Si así fuera, podemos preguntarnos ¿Quién controla a las imágenes?¿Son los modelos visuales ofrecidos por buscadores, redes sociales, servidores fuera del control humano las formas de esclavitud y control social del presente? ¿Nuestro comportamiento difiere del de un autómata en cuanto al uso de las imágenes?

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CONTROL no aporta respuestas de ningún tipo a cuestiones ajenas a la imagen, nuestro modelo de sociedad depende de muchos otros factores, pero desde la imagen sí se pue-den probar otros usos que intenten modificar la estructura. Una herramienta al servicio del ritmo, los colores y las formas, en lugar de perpetuar el régimen visual. Quizás no haya salida, pero al menos podemos bailar con la mirada.